dissabte, 7 de novembre del 2009

Herida

La herida sangra.
El bermellón se vierte
abriendo caminos que serpentean
por la piel blanca,
por la piel pálida y reseca.
¿Dónde está la caridad?
¿Dónde el buen samaritano?
¿Acaso nadie ofrece auxilio?

Tu mirada penetra por la herida
y cabalga por mi interior hasta invadir el alma.
Ahí estás: inmóvil, impasible,
mudo y ciego y sordo.

Tanto me quieres,
tanto me deseas,
tanto me amas…

Y sigues infligiendo castigo
a este magullado cuerpo
lleno de cicatrices que le deforman,
casi vacío de sangre.
Y sigues infligiendo castigo
a este alma desolada
llena de cicatrices que la hunden,
casi vacía de ánimo.

La herida sangra.
El bermellón se vierte
y el brillo de tus ojos
ahoga irremediablemente
mi lamento.


7 de noviembre de 2009