Andaba el camino con
pisadas seguras.
¿El destino?
Desconocido.
La mirada clavada en
el horizonte.
Perdida a los ojos de
algunos,
atenta y absorbente a
los ojos de otros.
En la mochila, lo
imprescindible,
y en un lugar
privilegiado,
a su espalda,
la guitarra.
Y el camino le llevó frente
a las murallas
de lo desconocido.
La noche le cubrió de
estrellas y,
en el silencio que
todo lo envuelve,
soltó al aire las
notas de su canto.
"Las ciruelas
negras son rojas
cuando están verdes",
rezaba la canción.
Y en el negro y en el
rojo,
y también en el verde,
se dibujaron los días
pasados,
las aventuras vividas
y las que están por
llegar.
Y cuando amaneció,
siguió su camino con
la mochila
y la guitarra a la
espalda.
En los labios una
sonrisa,
en los ojos luz de
esperanza,
en los labios, las
notas de una melodía,
y en el paladar
un regusto a ciruela
de mil colores
y pasión.
Ávila, 25 de juliol de 2015
Per l'Àlex